Ecléctico

Ser ecléctico en la música es como poseer una llave maestra que abre las puertas a un universo sonoro vasto e inagotable. En un mundo donde las fronteras geográficas ya no dictan las fronteras culturales, limitarnos a un solo estilo es renunciar voluntariamente a un tesoro auditivo inmenso.
Hoy, tenemos acceso instantáneo a la música prácticamente de todo el mundo, desde las melodías hipnóticas del sitar indio, hasta los ritmos contagiosos del afrobeat o la sutileza melódica del jazz, así como la franqueza y honestidad de la música folclórica. Sería una gran contradicción cerrar los oídos a todo esto y encerrarse en un solo género, especialmente uno que promueva la misoginia, la violencia o que carezca de riqueza rítmica, melódica y armónica.

Al abrazar la diversidad musical, no solo ampliamos nuestros horizontes estéticos, sino que también cultivamos una mente más crítica y sensible. Escuchar diferentes géneros nos enseña a reconocer la belleza en la diferencia por lo tanto respetar la otreda, a disfrutar de la simplicidad tanto como de la complejidad tal como es la humanidad, a encontrar el gozo en una letra profunda o en una progresión armónica inesperada. Es, en esencia, un viaje constante de descubrimiento.

Decir que la música de hoy se reduce a lo que más suena en las listas comerciales es una simplificación ínfima. La verdadera «música de hoy» es un caleidoscopio de estilos que coexisten, evolucionan e interactúan entre sí. Es el oyente quien decide qué caminos recorrer. Limitarse a un estilo pobre en contenido no es cuestión de gusto, sino de falta de conocimiento tal vez. Y en la era de la información, quedarse en la simplicidad musical es una elección voluntaria.

Si algo nos enseña la historia de la música, es que la innovación surge precisamente cuando lo diverso se encuentra, cuando la música emigra de pueblo en pueblo, de país en país. Los grandes genios de la música, desde Bach hasta Miles Davis, siempre buscaron más allá de los confines de su propio entorno, absorbiendo influencias de distintas culturas, épocas y estilos. Ser ecléctico es ser un explorador, y en ese espíritu de curiosidad radica el verdadero disfrute musical. Así, el abanico de posibilidades se abre, no solo para deleitarnos, sino para conectarnos con algo mucho más grande: la vastedad del alma humana traducida en sonido.

Ottis Lóan

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